La toxina botulínica (comúnmente conocida como Botox) es una sustancia utilizada en la medicina estética facial que tiene una función de relajante muscular. Es por ello que su principal aplicación es la corrección de las llamadas arrugas de expresión facial.
Las arrugas de expresión de la cara son aquellas que se producen, como indica su nombre, al realizar gestos o expresiones faciales a lo largo de la vida. Estas arrugas se irán acentuando y marcando cuantas más veces realicemos dicho gesto. Aumentan con la edad y el paso del tiempo, apareciendo al principio sólo con la contracción de un determinado músculo para luego quedar marcadas incluso en reposo. Y por ello también se puede evitar que estas arrugas progresen y se acentúan si se inicia el tratamiento con toxina botulínica a tiempo.
El efecto relajante muscular de la toxina botulínica produce una disminución parcial del movimiento de la musculatura, haciendo que se atenúen o incluso desaparezcan estas arrugas, pero manteniendo la expresividad facial. El efecto no es permanente, durando entre 4 y 6 meses, según la persona.
Las zonas tratadas habitualmente son:
- La frente
- Entrecejo
- Patas de gallo
- Mentón
- Región cervical
La aplicación de toxina botulínica se realiza de manera ambulatoria en la consulta aplicando una crema anestésica. La duración del procedimiento es de unos 30 minutos.
La toxina botulínica es un producto seguro y la mejor herramienta en medicina estética para combatir las arrugas de expresión.
